Empresa Familiar y recuperación económica

Empresa Familiar y recuperación económica

 

Octubre se ha convertido en el mes simbólico de la empresa familiar. Se conmemora el 5 de Octubre el “Día Internacional de la Empresa Familiar” y se celebra el Congreso Nacional que organiza el Instituto de la Empresa Familiar con el inequívoco slogan de “La Fuerza de la Recuperacion” (26/27 de octubre). Buen momento, por tanto, para reflexionar sobre el papel de la empresa familiar en momentos de tanta complejidad como los que se están conformando consecuencia de la pandemia de la CoVid19.

Las cifras evidencian que a la empresa familiar se le debe una gran parte de la creación de empleo y riqueza de nuestra economía. En España, según diferentes estudios, suponen casi el 90% de nuestro tejido empresarial y son responsables de casi el 60% del PIB y del 70% del empleo privado. Vivimos pues en una economía de sociedades de familia. Es cierto que bajo el epígrafe empresa familiar concurren desde corporaciones líderes globales cotizadas en los mercados de valores hasta micropymes.

Sin embargo, todas trabajan con algunos valores muy característicos. Quiero destacar, para empezar, el enorme compromiso demostrado con su tierra y con su gente. En estos duros meses que llevamos conviviendo con la pandemia de la CoVid19 hemos asistido a un extraordinario despliegue de generosidad por parte de muchísimas empresas familiares, grades, medianas o pequeñas, para aportar toda su energía en aras de contribuir en estos duros momentos que hemos vivido en muchos países. Todo ello, en situaciones muy complejas que les obligan a batallar cada día por su supervivencia lo que muchas van a conseguir a base de mucha inteligencia, trabajo y coraje. Por tanto, la presencia de las empresas familiares facilita el desarrollo personal y profesional de muchos ciudadanos. Ayudan a fijar población al territorio y suponen una extraordinaria oportunidad para que funcione el ascensor social y no se acrecienten las desigualdades sociales. En este sentido, el rol social de la empresa familiar para vertebrar un desarrollo sostenible e inclusivo merece especial atención. Personalmente considero que esta mentalidad será clave para que las empresas familiares lideren la recuperación.

Vivimos momentos que demandan actitud emprendedora para impulsar profundos procesos de transformación. No olvidemos que las empresas familiares son la mejor escuela para emprendedores. En el STEP Project, un proyecto académico internacional que investiga la iniciativa emprendedora de las empresas familiares, se destaca que las familias empresarias crean más de cinco negocios durante su trayectoria. Ese carácter emprendedor, sin duda, va a convertirse en otra palanca de la recuperación.

Las empresas familiares son reservorio de valores de los que esta sociedad está muy ayuna: honestidad, visión de largo plazo, perseverancia, esfuerzo, espíritu emprendedor, capacidad innovadora,…. Esos valores que permean a los comportamientos son hoy más necesarios que nunca de modo que sitúo también esta manera de liderar empresas como base para la anhelada recuperación.

No obstante, para que el rol de la empresa familiar en la recuperación sea más efectivo sugiero algunas cuestiones en las siguientes líneas.

Habida cuenta su peso cuantitativo y cualitativo, es una obligación de cualquier gobernante sensato trabajar por crear condiciones que permitan la consolidación de sus empresas familiares y su anhelada transición generacional. Una sociedad que cuida a sus empresas familiares va a ser, sin duda, una sociedad más próspera. Una sociedad que acometerá una recuperación más sólida.

También es cierto que las familias empresarias hay que pedirlas que acometan su tarea en coherencia con la extraordinaria responsabilidad que tienen, ya no sólo para sus accionistas sino para el conjunto de la sociedad. Bajo estos supuestos sometería a la consideración de los propietarios de empresas familiares tres reflexiones.

        1. Para empezar, una decidida e inequívoca apuesta por la gobernanza corporativa de calidad. Aparte de otros muchos beneficios para el propio empresario, la buena gobernanza aporta la necesaria transparencia que hoy se demanda para recuperar la credibilidad en las instituciones. En etapas de crisis, más que nunca, necesitamos liderazgos fuertes que solo pueden consolidarse si se basan en la confianza.
        2. Destacaría en segundo lugar la necesidad de abordar políticas en aras de la competitividad que permite ganar tamaño y rentabilidad. Un gran porcentaje de compañías familiares son demasiado pequeñas y, por tanto, extraordinariamente vulnerables. Para crecer hay que tener mentalidad de crecer y eso pasa, muchas veces por superar viejos paradigmas. Si para crecer hay que perder ciertas dosis de control, como ocurre cuando se agrega talento o capital no familiar, puede merecer la pena en términos de sostenibilidad de los negocios
        3. Pero es que además las empresas más grandes acostumbran a ser más perdurables o a generar empleos de mayor calidad. Bueno para sus dueños, pero también para el conjunto de la sociedad. En este sentido, la creación de ecosistemas de crecimiento en los que las grandes corporaciones españolas, familiares muchas de ellas, colaboran con medianas empresas familiares me parece un síntoma de valores y de inteligencia política.

Por último, me permito reclamar un mayor protagonismo de los empresarios familiares en los debates de la agenda del país. Animo a los responsables de empresas familiares a convertirse en líderes de la sociedad civil. Son los empresarios familiares quienes mejor pueden poner en valor su contribución a la sociedad.

No nos engañemos. Vivimos una crisis de dimensiones inauditas para quienes hoy tienen responsabilidades de liderazgo en los diferentes actores de nuestra sociedad. Pero la experiencia de pasadas crisis nos permite identificar a las empresas familiares como un actor fundamental de la ansiada recuperación. En particular, vislumbro un futuro más próspero para aquellas familias empresarias con claros propósitos que les conecten con las demandas sociales de un desarrollo sostenible e inclusivo.

 

Manuel Bermejo
Presidente en The Family Advisory Board y Profesor en IE Business School