El futuro de las empresas familiares españolas pasa por la total sostenibilidad

El informe “Empresa familiar y financiación sostenible”, desarrollado por la consultora Valora, pone sobre la mesa un cambio claro de prioridades entre las empresas familiares y visibiliza cómo la sostenibilidad pasa a posicionarse como un factor clave en la toma de decisiones estratégicas.

Según el estudio, en el que han participado más de 700 empresas familiares españolas, el 90% de las compañías admite que tendrán que aumentar sus inversiones en ESG en la década actual, mientras que el informe cifra en 140.000 millones de euros la inversión necesaria hasta 2030 para que las empresas familiares españolas puedan culminar su transformación sostenible.

Pese que algunas compañías han percibido esta transición como una amenaza, existe una consciencia colectiva en la necesidad de afrontar la descarbonización, con hasta un 80% de organizaciones que admite que el cambio climático conlleva repercusiones para su negocio en lo que a riesgo físico se refiere.

Aunque la reticencia cultural es un hecho, nuestro país también cuenta con empresas verdaderamente comprometidas y que están destinando grandes inversiones en I+D+I.

Para J. Eduardo Rodríguez Osés, director de la cátedra de empresa familiar de la Universidad de La Rioja, es importante tener en cuenta que, en materia de sostenibilidad, las empresas familiares impactan positivamente en el desarrollo económico, social y medioambiental del entorno. “No sólo por sus actuaciones ligadas a valores propios (visión a largo plazo y arraigo al territorio), que son coherentes con la realidad económica y social actual, sino también por su ejemplaridad y reputación dentro del ecosistema”, destaca. Los efectos positivos se incrementan gracias al número tan significativo de empresas que son familiares, su aportación al PIB y empleo, su cercanía, propósito definido y creación de valor, prudencia y su misión de cuidar a las personas.

Además, Rodríguez considera que las empresas familiares están afrontando internamente y de manera estratégica cambios hacia un modelo sostenible. “Lo realizan tal y como sus valores con sensatez, prudencia, fuertes inversiones que mejoren su competitividad y bajo un plan plurianualizado que les permita avanzar hacia el futuro que todos anhelamos”.

 

Los cambios no son fáciles, y las empresas familiares se enfrentan a diversas dificultades.

Rodríguez Osés apunta como el principal problema, que comparten las pymes e incluso las empresas grandes, «los plazos que marcan las leyes y las administraciones públicas, las exigencias que entran en vigor sin estudios e informes que recojan las posibilidades reales de la industria, el impacto que generan sobre la competitividad en actividades y sectores, las inversiones que se requieren sin estar acompañadas de ayudas adecuadas; en realidad su desconexión con la coexistencia en un mundo globalizado e interconexionado».

Por su parte, Senén Ferreiro, presidente de Valora, por su parte, apunta las dificultades que han detectado tras el análisis de las respuestas obtenidas en el informe, destacando que “los empresarios mencionan la falta de recursos y de incentivos, la ausencia de peticiones de los clientes y la escasa disponibilidad de la tecnología adecuada, como las principales barreras”.